El fantasma de Canterville puede caracterizarse como novela corta, es
decir, que participa de algunas particularidades del cuento, como la
simplicidad de la línea argumental y la brevedad; pero también adquiere algunos elementos propios de la novela, como
la separación en capítulos, las descripciones, historias secundarias apenas
esbozadas y los diálogos.
El autor, Oscar Wilde, británico, nacido en Dublin en 1854, imaginó
para sus lectores un fantasma distinto; un alma errante y solitaria que fracasa
en sus intentos de asustar a los nuevos habitantes de la casa donde vive, un
ser incomprendido y atrapado desde hace siglos, en una húmeda habitación. El
autor nos trasmite su humor y ternura, se ríe de los fantasmas, del miedo y de
la muerte, pero también se burla de los ingleses, de sus tradiciones y
costumbres.
Personajes:
* Washington Otis, el hijo mayor de la familia
Otis, a quien lo bautizaron con ese nombre en un momento de exaltación
patriótica. Era un muchacho rubio, bastante guapo, que había demostrado
excepcionales cualidades para la diplomacia americana, por haber dirigido los
bailes del casino de Newport durante tres temporadas consecutivas y, además, en
Londres tenía fama de buen bailarín. Las gardenias y la nobleza constituían sus
únicas debilidades. Fuera de eso era un muchacho muy sensato.
* Virginia
E. Otis, la segunda hija del matrimonio, una jovencilla de quince años, esbelta
y delicada como una gacela, con una dulce expresión de franqueza en sus
hermosos ojos azules.
* Los
gemelos Otis, los más pequeños de la familia, a quienes llamaban “barras y
estrellas” porque vivían en constante agitación. Eran unos muchachos divertidísimos
y, con excepción del mismo ministro, los únicos republicanos de la casa.
* El
ministro de los Estados Unidos, el señor Hiram B. Otis, padre de familia, quien
compró el castillo de Canterville.
* Lucrecia
R. Otis, madre de familia. A pesar de abandonar su patria, poseía una admirable
constitución y una gran vivacidad sensual. En una palabra era completamente
británica y constituía una buena prueba de que hoy en día todo es común entre
ingleses y americanos, excepto, naturalmente, el idioma.
* El
duquecito Cecilio Cheshire, quien después de ver que Virginia era una excelente
amazona y había vencido con su jaca a lord Bilton, al dar dos veces la vuelta
al parque y llegar frente a la estatua de Aquiles con un cuerpo y medio de
ventaja, se le declaró en el acto, lo que obligó a sus tutores a enviarlo a
Eton (instituto educativo fundado en el siglo XV) aquella misma noche, hecho un
mar de lágrimas.
* El fantasma de Canterville, quien llevaba
trescientos años espantando a quienes osasen habitar su casa, pero la tarea se
ve dificultada cuando los nuevos dueños del castillo no parecen espantarse con
nada y, peor aún para él, le jugaban bromas pesadas. Además en vida lo culparon
de haber asesinado a su esposa, cosa verdadera.
Este cuento lo leí hace mucho en la escuela y me había gustado
bastante. Este año lo volví a leer a falta de otro texto, y me divirtió
muchísimo, sin dudas es un cuento para leer varías veces, ya que sale de la
típica historia de terror.